viernes, 5 de julio de 2019

Fracasa.


“Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor” (S. Beckett).

Un día, te despertarás y, aún estando tirada en la cama, en los cinco minutos de prórroga entre que suena el despertador y decides poner un pie en el suelo, lo sentirás. Justo entonces, en ese tiempo de descuento entre que vuelves de los sueños y empieza la realidad, te caerá como un jarro de agua fría que alguien lanza desde el techo sin tú esperarlo. Lo verás todo claro. Serás plenamente consciente, por primera vez en toda tu vida, de que has fracasado.
Será un día completamente anodino, ninguna fecha reseñable. Ni siquiera será un sábado. Probablemente sea martes o jueves. Un día cualquiera, cuando te encuentres en el ecuador de la treintena y acabes de darte cuenta de que estás más cerca de los cuarenta que de los veinte, sentirás la vida morderte los pies de forma descarada. Ni siquiera será un lunes.
Lo primero que harás tras esta devastadora revelación será elaborar una lista mental con todas las cosas que se supone que tendrías que haber conseguido a tu edad. Irás haciendo un repaso de tu lista imaginaria tal y como te relato a continuación para constatar que tu recién estrenada angustia existencial es real y tiene fundamento.
- SALUD Y BIENESTAR PERSONAL: Has dejado de ser una mujer atractiva, con lo presumida que has sido tú toda la vida. Estás gorda. Bebes demasiado, la comida basura es un recurso demasiado fácil los días de resaca. Estás menos activa, casi no te mueves del sofá. Estás cansada todo el tiempo. Llevas pagando el gimnasio cuatro meses y apenas has ido a un par de clases de gimnasia de mantenimiento. Te pones el pie como excusa, que te sigue doliendo, pero sabes que no es solo eso. Te pesan los kilos. No te cabe la ropa. Te probaste los vaqueros hace unos meses, después del accidente, y faltaba una mano entera para que abrocharan. Ni dejando de respirar subía la cremallera aquella.
- TRABAJO ESTABLE/ÉXITO PROFESIONAL: Tienes trabajo, menos mal. Un contrato temporal que se acaba dentro de tres meses y aún no tienes noticias de que te lo vayan a renovar. Ni rastro de la estabilidad que alguien te prometió que algún día tendrías si hacías todo lo que había que hacer, si lo hacías todo bien. Séptima de tu promoción, Premio Extraordinario de Doctorado, becaria de la Sociedad Europea de bla, bla, bla para irte de postdoc al extranjero…has seguido todos los pasos que tenías que seguir, pero ahí estás: viviendo al limite de la ansiedad con tu contrato temporal.
- PROPIEDADES: Vives de alquiler sola encima de un bar de marcha adolescente. Todavía quedan cajas sin deshacer en casa de tu madre de cuando te volviste del extranjero, hace ya un año. Tienes ahorros más que suficientes para la entrada de un apartamento bonito y luminoso en el centro, pero son del todo insuficientes para pagarlo al contado. Ya han rechazado tu expediente en un par de bancos porque no dan hipotecas a mujeres solteras con contratos que acaban dentro de tres meses.
- VIDA SENTIMENTAL, PARTE I: No estás casada, pero tampoco te importa tanto. Siempre soñaste con el vestido de novia ideal, es verdad. Con casarte en un jardín botánico lleno de flores exóticas e invitar a todo el mundo a salmorejo, tortilla de patatas y ensaladilla. Una vez, incluso pensaste en preguntar en el ayuntamiento si te dejarían casarte en los Jardines del Líbano o en la zona de pérgolas cercana a la plaza de las palomas dentro del mismo Parque de María Luisa. Tienes hasta pensada la coreografía de Dirty dancing que harías con tu hermano para iniciar el baile. Porque sería con tu hermano, que para eso lleva aquí toda la vida. Pero las bodas cada vez te dan más pereza y cada vez te parece más cutre estar casada.
- VIDA SENTIMENTAL, PARTE II: No tienes novio. Nadie a quien ponerle mala cara por la mañana porque no ha hecho café y que se dé cuenta de que hoy te levantaste de mal humor. Nadie a quien darle un beso de buenos días. Nadie con quien hacer planes el fin de semana o para el resto de tu vida. Nadie con quien alquilarte un hotel unos días en la playa este verano. Esto te duele un poco más. Esto casi te corta la respiración algunas tardes, sobre todo las de domingo que todo el mundo tiene planes. No te gusta nadie. No quieres follar con nadie. El último siempre ha sido demasiado.
- VIDA SENTIMENTAL, PARTE III (COLOFÓN FINAL): No tienes hijos. Puede que no sientas el tic tac continuo del reloj, pero cuando lo oyes, es peor que un reloj de cuco dando la hora en punto cada cinco minutos. Se te pasa el arroz. El baby boom ha llegado a todo tu alrededor y tú aún sientes que hay demasiado por construir en otras áreas de tu vida como para empezar a construir una vida ajena-dependiente desde cero. No es tu momento. No quieres ser madre soltera, pero el segundero aprieta el ritmo y te hace pensar que no hay vida después de los cuarenta. El tiempo se acaba allí. Quizás, de toda esta lista de cosas que vienen con el jarro de agua fría, ésta sea la que más hurga en la herida: pensar que cada vez es más probable que nunca vayas a formar una familia.
Tras este devastador y a priori realista paseo mental por el fracaso, sentirás que la vida no tiene sentido. Que todo esfuerzo es siempre en vano. Que vivir es algo más que tú te estás perdiendo, que jugaste todas las cartas mal. Que siempre podrías haber hecho algo más, haberlo hecho mejor. Llora, si lo crees necesario. Muérdete todas las uñas. Ve destrozada a trabajar, hazlo todo mal y cómete una pizza con extra de queso cuando llegues a casa. Tómate un tiempo, deja espacio para el duelo. Sal a beber y a bailar. Empieza a fumar de nuevo. Quédate en casa todos los fines de semana. Abandónate al desastre. Eres una fracasada. Disfruta de ello.
Algún tiempo después, no te diré cuánto, te encontrarás en casa tirada un sábado cualquiera leyendo en el sofá. Habrás visto a tus amigas un poco más últimamente, encontrado algo de fuerza para ponerte por fin a dieta, tenido alguna charla alentadora con tu jefe. Te habrás fijado en algún chico nuevo, estarás planeando algún viaje. Entrará la luz por el balcón de ese apartamento de alquiler en el que todavía vives, una luz cálida del atardecer y algo de brisa. Habrás vuelto a poner música en casa.
Entonces, en esa tarde cualquiera de sábado, que será casi primavera o casi verano, te vendrá una nueva revelación. Esta vez, como el suave abrazo de alguien a quien hace tiempo que no ves, más cálido que aquel jarro de agua fría, y te darás cuenta de que estás bien. Fracasada o no, todo está en su sitio. Lejos de todas las expectativas que te creaste cuando aún no tenías ni idea de lo que era vivir. Puede que, incluso, te sobrevenga el leve sentimiento de la felicidad.

3 comentarios:

  1. El sentimiento de casi toda una generación.

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  2. La brevedad es siempre brillante... Lo es, sobre todo, cuando al lector le invita a pensar que no debería serlo tanto o que debería haber un lugar lleno de brevedades como ésta.

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  3. Gracias por los comentarios!! Mi brevedad es vuestra!!

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